Una nación después de la Segunda Guerra Mundial:

                 El acceso, los avances y la desigualdad 

Un cartel de 1963 con el símbolo nacional de salud pública en este periodo de tiempo de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el Wellbee, animando al público a recibir una vacuna oral contra la polio.  CDC Public Health Image Library [Biblioteca de Imagenes de Salud Pública de los CDC].

 
 El fin de la Segunda Guerra Mundial creó un nuevo siglo de optimismo para la salud pública en los Estados Unidos. Con la propagación de nuevas drogas milagrosas y avances médicos tales como los bancos de sangre, cada generación esperaba vivir más años que sus padres. Las enfermedades en el pasado que habían diezmado a poblaciones anteriores ahora podían ser controladas o aún erradicadas. Quizás no había ninguna cura más celebrada que la vacuna contra la polio.
 
 
Wisconsin, como el resto de la nación, se enfrentó a una creciente epidemia de polio en los primeros años de los 1950. La enfermedad afectó a casi 40.000 personas cada año, dejando a 15.000 personas paralizadas. Pero la vacuna, desarrollada por primera vez por Jonas Sauk, ahora proveía protección en contra de la terrible enfermedad. 
 
De la noche a la mañana, los departamentos de salud a través de Wisconsin se reunieron para inmunizar a miles de residentes. Los casos cayeron rápidamente en el curso de la década, con menos de 100 casos reportados en la nación en los 1960. 
 

Los siete hermanos de la familia Marnell forman una fila para sus inoculaciones contra la polio en Milwaukee en 1955.  Wisconsin Historical Society [La Sociedad Histórica de Wisconsin]

Una demostración pública de una maquina usada en el tratamiento de polio, 1951.

Un doctor de Wisconsin descarga un urgente cargamento de vacunas contra la polio, 1955.

Miembros de los Obreros Unidos de Wisconsin marchan desde Wautoma a Madison para peticionarles a los legisladores a considerar responsables a las granjas y las corporaciones de la industria alimentaria por mejores condiciones de trabajo para los trabajadores migrantes. Wisconsin Historical Society [La Sociedad Histórica de Wisconsin]. 

Trabajadores migrantes latinos en el Wisconsin rural

Por supuesto, todos no participaban igualmente de estos beneficios. La pobreza y el racismo continuaban a separar a los ricos y los pobres. Esto fue el caso, sobre todo, para los trabajadores migrantes en las comunidades rurales. Aunque el trabajo migrante ya había sido una parte esencial de la agricultura, la llegada de la Segunda Guerra Mundial aceleró su crecimiento. Con los programas de trabajadores invitados Bracero y H-2, los hombres y las mujeres de México, Jamaica y otras naciones  del Caribe vinieron para trabajar en granjas a través de los Estados Unidos, incluyendo Wisconsin.

En el año 1942, el programa Bracero empezó como una manera de proveer labor barata para los EE.UU. Los legisladores concibieron el programa como estacional o a corto plazo para que los trabajadores regresaran a sus países de origen después de completar sus contratos. La gran mayoría de los trabajadores rurales vino de México buscando la promesa de oportunidades de trabajo, beneficios sociales y de salud y una mejor calidad de vida. Pero el estado y el tratamiento dejaron mucho que desear. De hecho, L. G. Williams del Departamento de Trabajo refirió al programa como “legalized slavery" [esclavitud legalizada]. Los sueldos bajos, el trabajo peligroso, y los empleadores hostiles crearon grandes preocupaciones de salud para los trabajadores, y muchos se manifestaron para lograr mejores condiciones.

Un retrato de un trabajador agrícola migrante escuchando los discursos de un mitin de los Obreros Unidos antes de una manifestación en el juzgado de Waushara. 1966. Wisconsin Historical Society [La Sociedad Histórica de Wisconsin].

Una edición de junio 1966 de El Malcriado, el periódico de los trabajadores agrícolas, urgiendo a los trabajadores de Wisconsin a unirse al sindicato para luchar por mejores condiciones de trabajo. California Historical Society [La Sociedad Histórica de California].

Como una consecuencia de esta situación, los trabajadores migrantes en Wisconsin organizaron los Obreros Unidos debajo del liderazgo de Jesús Salas (1944-presente). A través del uso de marchas, manifestaciones y mítines, trabajaron para lograr derechos sociales básicos, incluyendo la asistencia médica y las condiciones de trabajo seguras que habían sido prometidas por el programa obrero. Para los trabajadores braceros, sus creencias católicas eran entrelazadas con su lucha por la igualdad de derechos y la asistencia médica mientras marchaban debajo del cartel de la Virgen de Guadalupe.

Como la santa patrona de México y una figura entendida como la protectora más importante de los mexicanos, Nuestra Señora de Guadalupe había jugado un papel importante en la política mexicana, el nacionalismo, la identidad y las causas sociales por mucho tiempo. En los pueblos rurales en Wisconsin, los miembros de la comunidad eran conscientes de las creencias de los migrantes y las iglesias católicas y cristianas del área apoyaban las demandas y las luchas de los trabajadores.
 

Una multitud de trabajadores migrantes, niños y monjas asistiendo a un discurso antes de una marcha para escuchar hablar al líder del sindicato Jesús Salas enfrente del juzgado del condado Waushara. Wisconsin Historical Society [La Sociedad Histórica de Wisconsin]. 

El gobierno federal se dio cuenta también. En septiembre de 1962, la administración Kennedy aprobó la Migrant Health Act [Ley de Salud para Migrantes], proveyéndoles becas federales a las clínicas para migrantes. Esto fue un paso en el proceso de proveer cuidado médico para trabajadores marginados. Sin embargo, no resolvió la situación y los trabajadores migrantes continuaban a buscar otras posibilidades.
 
En 1964, el programa Bracero terminó, pero la dependencia de la agricultura estadounidense de los migrantes latinos nunca paró. De hecho, hoy los inmigrantes latinos representan el 40 por ciento de la mano de obra en la industria lechera en Wisconsin. Dado la tendencia de salir del Medio Oeste de las poblaciones jóvenes, su industria agrícola más conocida – la lechera – se derrumbaría sin la labor de los trabajadores migrantes, de quienes muchos son indocumentados.

Cortesía de WisContext.org